miércoles, 25 de abril de 2012

Te levantas como todos los días ilusionada, ilusionada por él, por querer tropezartelo o quizás porque se conecte al Tuenti para decirle un ¡Tuuuu! o quizás ¡¡Feooo!! Y cuando ya lo as visto por la calle después de estar dando doscientas vueltas y tal vez pasando frío, lo ves y son unos cinco segundos en los que tu corazón empieza a latir como antes no lo hacía. Tal vez te pongas roja o no sepas como reaccionar pero ese momento no lo cambias por nada en el mundo. Te fijas en su ropa en su manera de saludar en todos aquellos pequeños detalles que cuando hablas con otra persona no te fijas. Y cuando ya esta acabando el día te acuerdas de ese momento y estas deseando que sea mañana para empezar de nuevo. Pero tienes un problema que todo eso te gusta pero te sabe a poco y que te gustaría que sin planearlo el te propusiera algo mas, ese algo que tanto tiempo llevas esperando pero que no puede salir de tu boca porque tu cobardía o miedo te lo impide. Y es entonces cuando piensas que lo mejor será que el tiempo decida.

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Con un te extraño es suficiente.