+¿Qué tal estás?
- Bueno, dependiendo de lo que entiendas por estar bien.
+Es decir, hecha una mierda, ¿no?
- Sí, para qué nos vamos a engañar.
+Entonces te pasa exactamente lo mismo que a mí.
-No sigas haciéndote daño, no tiene sentido; la vida es así y no podemos luchar contra el destino.
+Ya lo sé. Pero no me gusta tener que sufrir aún más por seguir así. Muchas veces me pregunto, ¿merece la pena? y la respuesta siempre me lleva a lo mismo.
-Por tanto, prefieres seguir como estamos, ¿no?
+ Siento decirte que la respuesta es sí, y el verte mal me reconforta. Sí, llámame cabrón.
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